Opiniones

Tres semanas antes de mi boda me levanté con una contractura en la espalda que me impedía mover el brazo izquierdo. Cada vez que la trataba con fisioterapia, acupuntura o medicamentos desaparecía temporalmente, pero siempre reaparecía en mi vida. Esta vez el dolor era insoportable, y no podía ni siquiera tocarme la nariz.

Acudí a Alberto de urgencia, y me planteó un tratamiento intensivo de 5 ajustes antes del día de la boda. El resultado fue mágico: no sólo pude disfrutar de una boda sin dolor. Es que desde entonces la contractura no ha vuelto.

Hace algunos años que empecé a notarme unas molestias en el pecho que, por mi edad y mi estilo de vida, dudaba que fuese algún tipo de afección cardiaca. Aún así me hice pruebas, y efectivamente dieron negativo. Lo comenté con el doctor Molina y me hizo ver que podía tratarse de un dolor reflejo provocado por un desajuste en la columna.

Tras el primer ajuste noté cómo el dolor se desplazó. Ya no estaba en el corazón, sino en el lado opuesto del tórax. Tras el segundo ajuste, el dolor desapareció. Desde entonces, y gracias a sus consejos, intento mantener una higiene postural que me permita no recaer en esa dolencia.

Arrastro un pinzamiento lumbar desde hace más de dos décadas. En su momento, el médico que me atendió me dijo que poco se podía hacer, salvo tomar antiinflamatorios cuando tuviera un episodio agudo. Así he ido viviendo todos estos años hasta que, en agosto de 2016, tuve la mayor crisis lumbar de mi vida. No me podía mover y el dolor era muy intenso.

Hasta entonces, ese dolor me había permitido hacer una vida más o menos normal, pero esta vez era terrible. Acudí al médico de urgencia, que se asustó con la inflamación en mi espalda, y me remitió al traumatólogo. Había 10 días en medio y los antiinflamatorios no me estaban haciendo efecto, así que fui a ver a Alberto. Tras el primer ajuste, pude salir caminando con normalidad de la consulta. Cuando fui al traumatólogo, y tras dos ajustes hechos por el doctor Molina, no advirtió ninguna lesión a la palpación. La resonancia magnética tampoco mostró daños graves. Había remitido. Ahora, después de cinco sesiones, puedo decir que mi espalda está mejor que nunca. Y hablo de una dolencia de más de 20 años.

Tengo que decir que Alberto Molina me ha cambiado la vida. Yo tuve un accidente de coche yendo a trabajar: fue un choque frontal e iba frenando, lo que se tradujo en un dolor crónico en la parte derecha del cuerpo, desde la cadera hasta el pie. El accidente sucedió en el 2006, pero fui por primera vez a la consulta de D. Alberto Molina en mayo del 2015.

Arrastraba nueve años de dolores continuos y, aunque en las resonancias aparentemente no salía nada reseñable, las sesiones de fisioterapia no me aliviaban nada. Hablamos de que no podía estar de pie; no podía rozarme el costado derecho; los dolores desde la cadera hasta el pie no se mitigaban. Un día, mi madre se empeñó en que fuera al quiropráctico y he de decir que yo era muy escéptica con el tratamiento. Sin embargo, desde el principio fui notando una leve mejoría que fue afianzándose en cada sesión. Antes iba con mucha frecuencia y ahora solo voy a hacerme un mantenimiento.

Como decía al principio, me ha cambiado la vida: ahora puedo estar de pie, puedo sentarme en una silla sin reposabrazos y excepcionalmente tengo alguna molestia, pero cada vez sucede menos. En tres meses estaba perfecta. Además de ser un buen profesional, es encantador y te transmite mucha confianza y fe en que vas a mejorar. Y yo, particularmente, he mejorado muchísimo.

Llevaba años con crisis de lumbago y ciática terribles. Era raro el mes en que no tenía una, y en ocasiones eran tan agudos que se plantearon dejarme ingresada en el hospital. No podía usar tacones, tenía el cuello completamente agarrotado e incluso no podía caminar derecha; mi espalda estaba comenzando a curvarse. Un día, conversando con un cliente de mi empresa (trabajo en prevención de riesgos laborales), este me contó cómo su hijo, que había tenido un grave problema articular que casi lo deja fuera de la competición deportiva, pudo volver a hacer deporte con normalidad gracias a un quiropráctico, Alberto Molina. Comencé a acudir a su consulta y, en la segunda sesión, el dolor y las molestias habían desaparecido por completo. Tras unas radiografías descubrimos tres pinzamientos vertebrales (solo uno de ellos estaba diagnosticado). Desde que lo conozco, no pasa un solo mes sin que vaya a hacerme un ajuste. Porque conocer a Alberto ha sido ganar toda la calidad de vida que había perdido.

Mi primera consulta con Alberto Molina fue debido a un esguince de tobillo crónico que siempre se repetía ya incluso llevaba una férula ortopédica porque lo tenía bastante débil y hacia esguinces de repetición, tengo que decir que desde que me puse en sus manos me ha solucionado mi problema del pie.
También suelo recurrir a él cada mes y medio porque hace que mi calidad de vida sea bastante superior a la que tenía antes de conocerle ya que tengo un problema de artrosis, artritis reumática y hernias en la columna que me incapacitaban bastante en mí día a día.
Siempre que tengo un problema recurro a él y además la mayoría de mi familia ya que es una persona muy profesional y muy amante de su trabajo